lunes, 19 de enero de 2015

Dame...

Dame una tarde sin una sola nube en el cielo.
Dame un vagón, cuatro asientos, dos pasajeros.

Dame un regreso con retraso, una huida que enmarcar, muchas rondas que invitar,
caminemos al mismo paso.

Dame estación, dame ciudad, dame un laberinto de metros en el que no nos perdamos.
Dame luz, dame familia, dame semáforos en rojo.
Dame cerveza, dame nesteas y dame fantas de naranja. Dame bufandas, camisetas y tazas. 

Dame una hora para pasear, dame suelas gastadas de andar hasta encontrar ese bar que tanto me gustó la vez anterior.
Dame frío, dame calor, dame la mano y busca conmigo nuestro reflejo en los escaparates.
Dame un estadio, dame la gloria, dame la electricidad de celebrar un gol como nunca antes se ha celebrado.
Dame poesía en los cafés y filosofía de autodidactas sin cubatas.
Dame amigos, dame buhardillas. dame un cine antiguo al que volver

Dame Sol, dame Gran Vía, dame tus brazos. Dámelos.
Dame Madrid ahora Contigo.


Blood on the tracks

Amanece en la orilla de la calma y nos despertamos con un dígito cambiado.

Lunes gris pintado de un azul que todos dicen odiar pero en el que disfrutan recreándose.

Y algunos no somos distintos al resto de la gente.

La cola de sirena refleja sus mil tonalidades, de Copenhague a China, Cian, Caribe, Tormenta, Oriente, Indigo, Turquesa....

Ahora Dylan suena en Varadero y en nuestros corazones, latiendo en paralelo.

Sangran las canciones con recuerdos nuevos y olvidos antiguos y te imagino buceando entre sensaciones contradictorias, buscando respuestas sin saber cómo formular las preguntas.
O siquiera qué preguntas formular. 
Mi curiosidad resistiendose a prescribir mientras piensa en amago, intentando desprenderse de la empatía kamikaze de querer viajar en el tiempo a un tiempo que no es mío y que segun tú dejó de ser tuyo hace tiempo. 

Para ser herida. Para ser recuerdo. Para ser cicatriz. 
Para ser aprendizaje que no se puede volver a aprender. 

Pienso en mis heridas con fuerza...Trato de rebobinar buscando rescatar las sensaciones grises y amargas que te exijo para comprenderte y no las encuentro. 
Descubro con asombro que las he olvidado. No las siento. No las recuerdo como antes. Me he llenado de ellas mil veces y ahora que pretendo resucitarlas me dejan vacía.

No son herida. No son recuerdo. No son cicatriz.
No son aprendizaje. 

Ahora sólo son fotos, canciones y cosas. 

Descubrirte y aprenderte me enseña cosas de mi. 
De mi yo de ayer. 
De mi yo de hoy. 
Del yo que quiero que sigamos haciendo; nosotros. 

Es una sensación indescriptible la de saber que escribía sobre ti mucho antes de conocerte, que ya te esperaba cuando aún ni te conocía y que, ahora que te conozco, ahora que tienes todo mi verano en tu mano, que conoces mi pulso y el frío de mis manos no recuerdo pasado antes de ti. 

Y la mejor lección que he aprendido se llama Ahora. Y mi mejor profesor ya no es el tiempo sino tu mirada. Y quiero sobresalientes en todas tus asignaturas.

Sonrío como una niña pequeña mientras lo pienso y espero poder poner a tu disposición las palabras que te faltan cuando quieres explicarme cosas que no puedes explicar.

En realidad, lo importante es no perder de vista qué es lo realmente importante ni perderse por el camino que sólo tiene una dirección correcta. 
Tus brazos.