miércoles, 18 de noviembre de 2015

En el andén

Prendiendo la luz del faro de nuevo.

Otra vez.

"Somos paralelas cruzadas, por casualidad..."

El tiempo que llevaba sin publicar es inversamente proporcional al cúmulo de momentos que contar.

La última vez que escribí quinientos me parecían lejanos y hoy sumamos más de seiscientos.

Y sí, sigues siendo mi argumento favorito.

Y sí, sigue habiendo fuegos artificiales
 y sigo tocando el cielo
y demasiado nunca es suficiente.


Y encima sigo aquí.
No me he desdibujado, ni me escondo detrás tuya ni de nadie. Puedo seguir cayéndome e incluso haciendo el ridículo porque mis actos siguen sin cotizar en ninguna escala de aprobación,

Hoy escucho de otras bocas ecos de recuerdos ajenos que se mimetizan con los propios y mantengo la sonrisa, que sin embargo esta vez no es irónica.

Repito frases que un día escribí para mi, más consciente ahora que entonces, de que a veces, para poder recuperar el control es necesario renunciar a él.

No sé como resuenan en otros oídos, ni he sido ni soy amiga de dar consejos  y si no preguntas la única que se desviste aqui soy yo. Recuerda donde estás; es mi mar, mi mar con sus olas propias y sus propios sentidos, yo me desnudo por el simple placer egocéntrico que me provoca contradecirme a mi misma.

Tú enciende un cigarrillo, búscate donde no estás y encuéntrate donde menos te lo esperes.

Pero al final hay que asumir el topicazo;

la originalidad de nuestras derrotas no es tal.








domingo, 26 de abril de 2015

Consonancia emocional

"Apenas sé nada de la vida...
...pero tengo la certeza cuando menos,
que tu presencia espanta mis demonios
y trae noche de verano al dormitorio.
Que contigo, cada Marzo es el primero..."
(Ismael Serrano)



Sigo sin poder escribir de nada que no seas tú. Ni quiero.

Quiero que todos sepan, como cuenta Diego Ojeda,
que le echamos la culpa a la poesía,
de hacer inevitable nuestro encuentro,
y ahora está de nuestra parte y es testigo
de que ser feliz sea
tan maravillosamente raro.


"Te supe antes de verte,
te sentí mucho antes de tocarte...."


Andábamos sin buscarnos y Cortázar ya nos imaginaba:

Tú viajabas en submarinos de una sola dirección
buscando sin éxito
cómo hacer de la ilusión un concepto concreto,
la métrica que consiguiera
que los collages sacados de la manga
durasen un poco más,
que lo que dura una explosión.

Yo, y es muy curioso,
por entonces, o tal vez algo antes, ya sabes, la edad,
también
escribía sobre lo mismo,
sobre la misma .

El tiempo es más verdugo que maestro y a veces,
se parece más a un juez que a un abogado.

Sin pedirle siquiera la venia reorientamos la brújula,
conseguimos dejar atrás
las bocas que no besan,
los abrazos que no abrazan,
las manos que no unen.

La disonancia sentimental.

Me gusta imaginarnos
como dos folios en blanco.

No venías a por nada,
por eso te lo dí todo.

Mira que sólo acordamos dos cervezas,
y se han convertido en una vida.


Sonríe la orilla de la calma conmigo y me quedo callada, 
embobada mirando nuestras fotos y contando los segundos que faltan para verte.
Como cada día que espero a tu coche en el portal.
Como cada noche que me duermo con tu olor en el pelo y tus ojos en la nuca al despedirnos. 


Intento hacerte comprender, 
que el silencio también forma parte de la melodía:

Lo riman la confianza y la tranquilidad que dan tus brazos a mis hombros,
lo tocan mis caderas con tus manos, lo hacen sencillo, 
y sencillo no implica que sea fácil.


Pero es una parte muy bonita.





viernes, 27 de marzo de 2015

Sin que duelan las resacas

Viernes de resaca.
Resaca emocional de viajes, Madrid otra vez cerrando el círculo.
Resaca de concierto, de amigos, de sensaciones que explotan en cada roce, en cada beso, en cada abrazo.
Resacas que no duelen, pero que amanecen pidiendo más.
Hoy voy a beberte sin permiso otra vez.

Mi niña interior se despierta esta mañana de sol y sopla su primera vela de cumpleaños.

Un sentimiento dulce de culpa se mezcla con el síndrome de abstinencia que me provocas cada día. Y a veces, inconsciente, te araño un poquito, sólo para poder lamer tu sangre y curarte las heridas después.

Te lo dije, no somos de líneas rectas, nosotros ondulamos.

¿Sabes qué pasa?

Que soy demasiado feliz y a veces no sé serlo. No termino de acostumbrarme a merecer tanto y, por un lado, espero no hacerlo nunca. 
Y que nos den las diez y las once, las doce, la una, las dos, las tres y las seis que es mi hora favorita.

Has llegado y has abierto todas las puertas y ventanas de mi vida. Y sólo puedo pensar y escribir en presente continuo a tu lado.
Decidimos no contar nuestra vida, porque estamos en ella. 

Hoy decido ahorrar palabras, para poder escribirlas después contigo a cuatro manos.

Hoy, que dices que te quedas, sonrío a toda vela mientras voy sacando la ropa de verano en ese cuarto que acomodaste para mi en tu cabeza, y me recreo en tu azul, que me da unas vistas mejores que las que nunca había podido imaginar. 

Hoy, un collage nos recuerda que nuestro sueño es real. 
Y el mundo sigue, y todos siguen, y esto no se para.

Excepto cuando vienes, me abrazas y le das un frenazo al mundo. 

Ya sé que al final todo son números, canciones y cosas.
365 días, Don't look back in anger, y palabras, palabras que se estiran y por mucho que lo intenten no consiguen ni rozar este sentimiento que se desborda en cada curva, en cada caricia y en cada gesto.


Hoy empezamos a ser lo que queríamos ser cuando fuésemos mayores:



Nosotros. 



lunes, 19 de enero de 2015

Dame...

Dame una tarde sin una sola nube en el cielo.
Dame un vagón, cuatro asientos, dos pasajeros.

Dame un regreso con retraso, una huida que enmarcar, muchas rondas que invitar,
caminemos al mismo paso.

Dame estación, dame ciudad, dame un laberinto de metros en el que no nos perdamos.
Dame luz, dame familia, dame semáforos en rojo.
Dame cerveza, dame nesteas y dame fantas de naranja. Dame bufandas, camisetas y tazas. 

Dame una hora para pasear, dame suelas gastadas de andar hasta encontrar ese bar que tanto me gustó la vez anterior.
Dame frío, dame calor, dame la mano y busca conmigo nuestro reflejo en los escaparates.
Dame un estadio, dame la gloria, dame la electricidad de celebrar un gol como nunca antes se ha celebrado.
Dame poesía en los cafés y filosofía de autodidactas sin cubatas.
Dame amigos, dame buhardillas. dame un cine antiguo al que volver

Dame Sol, dame Gran Vía, dame tus brazos. Dámelos.
Dame Madrid ahora Contigo.


Blood on the tracks

Amanece en la orilla de la calma y nos despertamos con un dígito cambiado.

Lunes gris pintado de un azul que todos dicen odiar pero en el que disfrutan recreándose.

Y algunos no somos distintos al resto de la gente.

La cola de sirena refleja sus mil tonalidades, de Copenhague a China, Cian, Caribe, Tormenta, Oriente, Indigo, Turquesa....

Ahora Dylan suena en Varadero y en nuestros corazones, latiendo en paralelo.

Sangran las canciones con recuerdos nuevos y olvidos antiguos y te imagino buceando entre sensaciones contradictorias, buscando respuestas sin saber cómo formular las preguntas.
O siquiera qué preguntas formular. 
Mi curiosidad resistiendose a prescribir mientras piensa en amago, intentando desprenderse de la empatía kamikaze de querer viajar en el tiempo a un tiempo que no es mío y que segun tú dejó de ser tuyo hace tiempo. 

Para ser herida. Para ser recuerdo. Para ser cicatriz. 
Para ser aprendizaje que no se puede volver a aprender. 

Pienso en mis heridas con fuerza...Trato de rebobinar buscando rescatar las sensaciones grises y amargas que te exijo para comprenderte y no las encuentro. 
Descubro con asombro que las he olvidado. No las siento. No las recuerdo como antes. Me he llenado de ellas mil veces y ahora que pretendo resucitarlas me dejan vacía.

No son herida. No son recuerdo. No son cicatriz.
No son aprendizaje. 

Ahora sólo son fotos, canciones y cosas. 

Descubrirte y aprenderte me enseña cosas de mi. 
De mi yo de ayer. 
De mi yo de hoy. 
Del yo que quiero que sigamos haciendo; nosotros. 

Es una sensación indescriptible la de saber que escribía sobre ti mucho antes de conocerte, que ya te esperaba cuando aún ni te conocía y que, ahora que te conozco, ahora que tienes todo mi verano en tu mano, que conoces mi pulso y el frío de mis manos no recuerdo pasado antes de ti. 

Y la mejor lección que he aprendido se llama Ahora. Y mi mejor profesor ya no es el tiempo sino tu mirada. Y quiero sobresalientes en todas tus asignaturas.

Sonrío como una niña pequeña mientras lo pienso y espero poder poner a tu disposición las palabras que te faltan cuando quieres explicarme cosas que no puedes explicar.

En realidad, lo importante es no perder de vista qué es lo realmente importante ni perderse por el camino que sólo tiene una dirección correcta. 
Tus brazos.