lunes, 27 de enero de 2014

Galeras/Domingo de resurrección


"(...)Miro de lejos las llamas
mientras hago de la velocidad una forma de vida.

Ya pararemos cuando la gasolina se acabe, de momento sigue pisándole.
A fondo.
A ver si lo tocas

Me produce ternura la ingenuidad de las señales de stop.
Aunque puede que sea peor lo mio:
confundí estrellas fugaces con semáforos en ámbar
y claro, los deseos se me pusieron en rojo.

Y yo creyendo que era por tus labios...
(...)

Tengo un cuarto lleno de desórdenes
porque nunca se me dio demasiado bien lo de la obediencia.

En esta resaca he aprendido a mojarme los pìes sin tener que cruzar el río,
ahora lo corriente pasa pero yo me quedo,
con mi par de guijarros y mis vaqueros sucios
y una afónica de traviesos en la sonrisa
y mis pintas de cigarro consumido
sentado al borde de esta alcantarilla.

En el palacio de invierno la mascarada sigue llorando
su difunta ilusión de refugio.

Como pesa la levedad de unos labios
cuando se estrella contra otros.
Labios.
Libremos a la luna de nuestra mierda
y a las putas de nuestro precio.

La tristeza tiene un punto,sí,
de sutura,
y también de ebullición
si la sacas a bailar sobre el fuego."
(Escandar Algeet)


Pertenecer
ser miembro de una tribu
un club de fútbol
o una asociación de vecinos
en la que no sea siempre el raro
el sospechoso.

Inaugurar rituales del afecto que sobrevivan sin oxígeno
plantas que florezcan aunque no las riegue
un ordenador portátil que me preste su memoria
una piel ajena que no acabe por sobrarme.
Algo
alguien
mas que yo
a quien odiar los domingos por la tarde.

Este vacío está repleto
es un ascensor que avanza de costado
un tren submarino
un avión recorriendo la carretera secundaria
por la que hago autosop
con las manos en el bolsillo
para maldecir sin ganas
a los coches que no paran
que no adivinan donde quiero ir
para ignorar a los que se detienen
y me ofrecen un viaje hacia el pueblo
que ya no me interesa visitar.

Solo.

Porque no aprendí
a pertenecer del todo a nadie
y siempre me pareció una cursilada
el asunto del zorro y del principito.
Puede que muera solo
pero eso de dejarse domesticar
como requisito para ser querido
me sigue sonando a trueque
en el que alguien pierde
y casi nunca soy yo.

(...)

Cuando te vayas
cierra la puerta al salir 
querida.
Soy inmortal pero a veces lo olvido
y tú me lo recuerdas
cuando es demasiado tarde.(...)
(Carlos Salem)



El sábado no estábamos para poesías, demasiada autodestrucción en cadena para encima conducir. Pero quien sí que estuvo en La Puerta Falsa se acordó de mi y me hizo este regalo que dos días después he abierto rompiendo el papel metafórico y el altavoz como la niña caprichosa en la que me convierto a veces, cuando se me olvida que no todas las noches puede ser seis de enero. Demasiado fácil para una chica difícil. Ya te guiñaré un verso que te saque los colores cuando te pases y se me pase eso que digo que ni tengo ni he conocido. 

A vosotras, gracias.
Nos merecemos más de un rato. Pronto apareceré para añadir canciones a la playlist de vuestro coche.

No tienen prisa las palabras


"Ninguna percepción es recíproca. la mirada hacia la lluvia no es la lluvia que nos mira. La piel que tocamos casi nunca es la piel que suplica ser tocada. El margen no sabe que es el margen. Hacer equivaler las percepciones es reducir el cuerpo a unos pocos encierros y desplantes. Esto es lo primero que aprende el niño. Esto es lo que tan rápido el adulto olvida"
(Carlos Skliar)


Ella no lo sabe, pero es capaz de resucitarme con uno de esos abrazos suyos. 
De esos que te atrapan por la espalda cuando no quieres volver a casa, ya sabéis de lo que hablo.
Que todo eso que hace sin pensar y que tiene dentro es la respuesta a las preguntas que le intrigan y que aunque no lo diga sigue esperando a que sea otro el que las conteste. 
Que podrá vestirse de excusas, pero a los que vemos detrás de la piel no consigue engañarnos.
Por eso nos busca y nos evita.

Puedo rellenar mil folios intentando entenderla y confortarla, encender el faro a mediodía, decir montones de tonterías para que se ría, maldecir por teléfono o revolver el mundo hasta encontrar las palabras perfectas para consolarla. Pero nunca intentaré limitarla a ella ni a su dolor, porque sería intentar abarcar lo inabarcable y quedarnos en la descomunal nada. 

Y nada es lo que debería pasar al recordarle (pero sí que pasa algo y no precisamente bueno). Nada es confirmar a Murphy si hablamos de expectativas personales y nada son las ruinas que te deja el parasiempre en el que una vez creíste.

No estoy aquí para cargar con tus fantasmas. Ni para exhibirlos de muestrario. Sólo puedo ayudarte a sacarlos y ya decides tú qué hacer con ellos después.

Ella no lo sabe, pero se necesita mucho. 
Tampoco sabe que reducir el mundo a un sólo prisma de percepción es un error. Que hay medidas que solo podemos tomarnos nosotros mismos. 

Que será cuando deje de pensar que debería estar bien por imposición ajena cuando realmente encontrará el camino para ser lo que realmente quiere.
Y entonces estará preparada para todo lo que tenga que venir.

Mientras, este siempre será un puerto seguro. Yo contengo el oleaje.
Y la respiración si hace falta. 




sábado, 25 de enero de 2014

Volvemos a trasluchar




Sé que hay amaneceres preciosos en muchos sitios.
He visto salir el sol iluminando el palacio de Topkapi en Estambul, derretir la nieve en Zakopane, besar el mar en Santorini  e incluso a la luna irse a dormir cruzando es estrecho de Dardanelos.
No quiero perderme el que dicen que es el mejor, en las playas de Dubrovnik, pero compartir el de la orilla de la calma sin haber dormido puedo asegurarte que es algo que vale la pena.

Toco el fondo sólo para coger impulso y marcho a bañarme en salitre. Buscando siempre la cara B de las heridas.
A dibujar esa línea imaginaria en la arena que me recuerde que de ahí  para atrás no se mira.

Que nos den las seis a todos. (que me encanta este poema y esa hora).

Me voy dejando el faro encendido y dando las coordenadas de ruta a los barcos que necesiten un puerto seguro donde atracar.

Hoy M....de María.






martes, 21 de enero de 2014

Litisconsorcio pasivo innecesario


Es posible tragarse medio litro de sangre antes de vomitar. Lo sé por Edward Norton en El Club de la Lucha.
Creo que se le olvidó  incluir cuantos kilos de mierda podemos comernos antes de plantear lo del medio litro de sangre.
Quizás lo sepa pero voy a tener el detalle de no contarlo.

No sé si es demasiado inteligente subestimar la paciencia y el tacto de algunas personas al decir las cosas.
Y sus silencios, claro. Aquí lo dejo bailando en el aire, como pregunta retórica, condensado las balas que no voy a disparar. Por muchas cosas, pero sobre todas, decido que sea por amor propio y no porque me condicione nada(ie).

Hace mucho que dejé de sentirme como un Atlas de este siglo, no me pesa el mundo, me pesa otra cosa que algunos se empeñan en tocarme demasiado.  
Antes de plantearte tirar piedras a esta ventana recuerda que llevo a la espalda los cuchillos y las balas que esquivé por ti, incluso los que eran míos. Puede que a veces no le ponga edulcorante a las pastillas, pero soy la primera en probar mi medicina.
Y no siempre puedo controlar de qué lado van a caer los cristales.

No hace falta que me des las gracias, que no tienes ninguna.

Me he bebido de un trago todos los vasos de ¿agua? que pretendían ahogarme. Un brindis por las bocas que muerden y no saben que hay cosas mucho mejores que hacer con los labios.
Hoy me levanto con resaca, pero sabe triunfal. 

Ahora me voy
“a conjugar
el pasado imperfecto de mis miedos
con el futuro incondicional  de mis valentías”


Aunque no sepa cómo.

domingo, 19 de enero de 2014

Soy una mujer de palabra



Hecha de carne y de intuiciones.


Y de música.

"This is nothing new."



"He limpiado el olvido, ten cuidado no te resbales
al salir."

viernes, 17 de enero de 2014

Manteniendo el equilibrio

Aunque el equilibrio es imposible. Dicen.

Me encanta ese momento tan nuestro en el que todos se van del bar y nosotros nos quedamos. Y nos pedimos otra.  
Sin ninguna falta de ortografía pero con muchas de respeto. Espero.


Muchas veces creo que no debería publicar estas cosas;  pero  disfruto de la humedad que me produce sentirme medio desnuda, remotamente alcanzable, vulnerable pero fuerte y abierta sosteniéndoos la mirada, a vosotros, esos ojos que no terminan de verme del todo. Y de los que, lo admito, no me importa el color.

Mejor. Así nos ahorramos las metáforas.

Eso si. No te vayas a creer todo esto, y mucho menos pensar que "esto" es todo. 

(Pausa para encender un cigarrillo y tocarme compulsivamente el pelo. Ronroneo y remoloneo.)

Quería comentar que hoy han dicho en la tele que se han acabado los tiempos muertos.
Y el presentador del telediario se ha quedado tan pancho. Valiente ignorante, soltarnos eso a los que sabemos que es posible cargarse hasta al reloj si nos lo proponemos, aunque no mataríamos ni a una mosca (a pesar que de nosotros no dicen eso, pero como a ti, a veces tampoco os creo).

De lo que realmente  me apetece hablar a estas horas es del amor. Y no, esta no es otra contradicción de las mías, me sigue chirriando la palabra, sigo estando alérgica, me refiero a un amor poco común…el amor propio.
Todo y nada que ver con lo mucho que me quiero a mi misma a diario, varias veces, todos los días. Pero ese es otro tema que sólo discuto conmigo.

 A ti no sé qué te pasa, ni si querrás pasar por aquí o simplemente que se te pase. Podré meterme mucho con tu arrogancia egocéntrica de estar tan seguro de ti mismo, pero te lo digo con la sonrisa subliminal de quien sabe que tienes cerebro, capacidad y cojones para respaldarla. Quería recordártelo ayer pero sufría de afasia post-examen e insensibilidad telefónica. Eso y lo del tiro libre.

(Otro cigarro con la vana intención de prender la luz en algún sitio)

Han vuelto los tiempos de Héroes y las noches de Piratas, esta vez con subtítulos de fracaso personal y tráfico de conciencias de segunda mano. Mucha gente no sabe o no quiere saber que si estás en ruinas por dentro, mejor que se te vea como un precioso edificio por fuera. Ya dejas entrar a quien tú quieras (pero deja a alguien, eso sí).

Porque es cierto que vivimos en un mundo descomunal, que hay gigantes en todas partes, hasta dentro nuestra.Y más acechando detrás para ponernos la zancadilla.
 Y  todo suele pasar a destiempo, pillarte a contrapié y no siempre se tienen los reflejos para esquivar las balas.  Ahí están ellos. Esos 2 o 3 segundos de retraso con lo que llega todo lo que esperas. Lo suficiente como para que no sea en el momento adecuado.

No siempre se elige perder ni  cómo se hace, pero a veces se pierde, algo, a alguien o tú. Lo que sí puede elegirse es la forma de recuperarse. Y ahí tiene un papel protagonista, es el triple definitivo y sobre la bocina el amor propio. 
Hay que tener amor propio cuando toca hincar la rodilla o reconocer un error para después levantarse desafiando cualquier ley y cualquier miedo.  No hace ninguna falta para suplicar ni autocompadecerse, claro.  No soporto a estos últimos, así que no les dedico ni una línea.

Cuando peor estoy lo que más me gusta es  escuchar a Rafa Pons con su ironía y guiños frikis, sobretodo por su superioridad del que ha tocado  fondo y ya no tiene nada que perder.

Hacer, porque siempre hay que hacer algo, lo que mejor sé hacer: coger un vestido, ponerme los tacones más altos que tenga, buscar algo de valor, abrir la puerta y salir de ésta, de ésa o de cualquiera.


Y últimamente no me quito las sandalias, ni con el frío que hace.

miércoles, 15 de enero de 2014

Coma Idílico



APUNTES

"Adoro las estufas
el invierno y sus leyes metafísicas,
sus mantas de algodón
y sus extravagancias navideñas.

Me gusta hacer las paces con la vida
- y con mis enemigos -
apuntar con el dedo a los imbéciles
para no confundirlos con los tontos,
reír a manos llenas
cuando todo parece derrumbarse,
y me gustan los jueves."
(Katy Parra)

martes, 14 de enero de 2014

Tengo una mujer...



"Tengo una mujer sin edad
más joven que el diario de mañana,
y que solo me publica las noticias 
que no quiero olvidar.

Tengo una mujer sin años,
que conoce el misterio de la sangre,
y sabe que latir
es mucho más que un verbo involuntario.

Tengo una mujer sin código de barras
a la que nunca le encontrarás el precio,
que descifra mis temores más secretos
y los borra como si no importara.

Tengo una mujer sin patria
porque su espalda es un país
su boca un paisaje al que volver
y su pubis una isla hospitalaria.

Tengo una mujer sin cumpleaños,
porque lo suyo es cumplir risas,
cumplir vinos, cumplir versos,
y felizmente, cumplir orgasmos.

Tengo una mujer que es una vieja y una niña,
una cómplice para todo lo que vale,
una amante que ama como nadie,
una socia en la cama y en la calle.

Tengo esa mujer sin nombre
(no se puede bautizar a una pantera)
con ella vale el salto y la caida,
la distancia que vaticina los retornos,
el gozo
de acariciar la ingle de una estrella.

Y esta absurda certeza de que vamos,
casi sin darnos cuenta,
por el mismo camino,
sin más contratos que llevar tatuada
la identidad del otro,
donde solo pueden verla
los ciegos,
los locos
y nosotros."
(Carlos Salem)

Extraído de "El Animal" (Manual sin instrucciones para amar a una pantera escandalosamente discreta)

lunes, 13 de enero de 2014

Lucha de gigantes


(más para mí que para nadie en concreto)


A pesar del optimismo imperante y el derroche de idealismo de algunas entradas, es bien cierto que hay días que son una puta mierda. También días preciosos en los que aparece alguien y nos jode.


Y semanas, y meses, puede convertirse en años si no se hace nada para evitarlo.

Últimamente veo, leo y siento demasiado derrotismo a mi alrededor.
Despótico pesimismo que te empuja a la inercia, a creer en cosas como las circunstancias, el destino inevitable y a limitar (te) tu campo de actuación. Porque eres tú solito el que lo haces, el que te frenas. Y me parece de un conformismo insultante.


"En un mundo descomunal,
siento tu fragilidad..."

Ya lo sé que no es fácil, como sé que todos somos muy autosuficientes y solucionamos nuestros problemas solos, perfectamente, ya somos mayorcitos.  

Siempre he sido de esas personas que prefieren lamerse solas las heridas, porque así me he sentido más fuerte. Y para que nunca se me olvidara como hacerlo.  

Aunque a veces, cuando pensaba que el futuro podía quedarme grande, una llamada habría sido más que bienvenida. Nunca he sabido pedirlas, soy consciente de que esto es orgullo y del malo. 

Sin más recurso que el respeto, pues no soy amiga de dar consejos gratuitos, aquí te dejo un tiro libre,
para cuando te hagan falta.
Y a seguir jugando.



Hay días en los que todos caminamos como autómatas, hipnotizados por el movimiento de las agujas del reloj. Como si estuviésemos programados y obligados a ceñirnos a quién cojones sabe qué. Seguro que has visto cientos de películas con esta escena: calle neoyorquina  abarrotada de personas grises, malas copias de nada. Nadie está a salvo de eso.  ¿O sí?

Pues ahí  soy la chica de la gabardina roja, ¿recuerdas?

 Qué te vas a acordar si no tienes ni puta idea.  

A pesar de mi egocentrismo, que conste que eso no lo escribí yo, sino alguien que se fue a donde nadie puede llegar vivo hace ya tiempo, el único que siempre me ha llamado Eme sabiendo perfectamente a  lo que se refería y sin que yo se lo contase, un amigo que me trajo la música y la casualidad, al que me quedaron muchas cosas por decir, conciertos que compartir y abrazos que dar.

 Mako.  Te habría caído de puta madre. Sé que le asustaría que haya vuelto aquí, pero después le encantaría este oleaje, mis descubrimientos poéticos y sé que ahora los “tenemos que vernos más” se cumplirían. De verdad. Pero ahora ni puede ser ni puedo pedir el reembolso de todos los sms que no le envié.

Eso sí que es un maldito destino inevitable.  Y todo lo demás puntos suspensivos.

Pienso que puedo hacerle un corte de mangas al destino y a las circunstancias cuando quiera. Dejar de caminar en círculos, tirar por la calle de en medio. Tengo algo que no me va a poder quitar nadie. Que lo intenten.
 Mi reducto de libertad es mío, puedo moldearlo a mi antojo y llevarlo a cualquier parte. Pero hacer algo, que se supone que estamos vivos, joder.

Y por supuesto, no vivir analizando el precio de mis actos ni cómo cotizarán en su escala de aprobación que realmente me importa una mierda.

Si no nos valen los segundos puestos no podemos permitirnos tener esa sensación de impotencia de ir en la fila y no hacer nada.

Vaya un triple.
Triple A: arrogancia, ambición y por supuesto acción.

Hay que darle una patada en el culo a la frustración y sacarla de aquí. De ti.

“No vas a comerte el mundo,
Quizás,
Pero el mundo está esperando tus mordiscos.
Yo también,
Por motivos similares y diferentes…"



Así que venga, trae tabaco que yo pongo las birras y me lo cuentas. 






PD: no te vayas sin escuchar la canción que da título a esta entrada