lunes, 27 de enero de 2014

No tienen prisa las palabras


"Ninguna percepción es recíproca. la mirada hacia la lluvia no es la lluvia que nos mira. La piel que tocamos casi nunca es la piel que suplica ser tocada. El margen no sabe que es el margen. Hacer equivaler las percepciones es reducir el cuerpo a unos pocos encierros y desplantes. Esto es lo primero que aprende el niño. Esto es lo que tan rápido el adulto olvida"
(Carlos Skliar)


Ella no lo sabe, pero es capaz de resucitarme con uno de esos abrazos suyos. 
De esos que te atrapan por la espalda cuando no quieres volver a casa, ya sabéis de lo que hablo.
Que todo eso que hace sin pensar y que tiene dentro es la respuesta a las preguntas que le intrigan y que aunque no lo diga sigue esperando a que sea otro el que las conteste. 
Que podrá vestirse de excusas, pero a los que vemos detrás de la piel no consigue engañarnos.
Por eso nos busca y nos evita.

Puedo rellenar mil folios intentando entenderla y confortarla, encender el faro a mediodía, decir montones de tonterías para que se ría, maldecir por teléfono o revolver el mundo hasta encontrar las palabras perfectas para consolarla. Pero nunca intentaré limitarla a ella ni a su dolor, porque sería intentar abarcar lo inabarcable y quedarnos en la descomunal nada. 

Y nada es lo que debería pasar al recordarle (pero sí que pasa algo y no precisamente bueno). Nada es confirmar a Murphy si hablamos de expectativas personales y nada son las ruinas que te deja el parasiempre en el que una vez creíste.

No estoy aquí para cargar con tus fantasmas. Ni para exhibirlos de muestrario. Sólo puedo ayudarte a sacarlos y ya decides tú qué hacer con ellos después.

Ella no lo sabe, pero se necesita mucho. 
Tampoco sabe que reducir el mundo a un sólo prisma de percepción es un error. Que hay medidas que solo podemos tomarnos nosotros mismos. 

Que será cuando deje de pensar que debería estar bien por imposición ajena cuando realmente encontrará el camino para ser lo que realmente quiere.
Y entonces estará preparada para todo lo que tenga que venir.

Mientras, este siempre será un puerto seguro. Yo contengo el oleaje.
Y la respiración si hace falta. 




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