miércoles, 23 de abril de 2014

Aceptación pura y simple


A día de hoy todo parece fácil.
Demasiado fácil para una chica difícil. 


El caso es que no es tan fácil, verás; alguien que llegue de repente a tu vida sin más instrucciones ni mapa de ruta que una canción compartida y una película en común. 
Y la revolucione por completo.

Alguien que empiece reuniendo el valor suficiente como para presentarse a sí mismo. Y continúe preguntándote por tus miedos en vez de por tus medidas. Que no se quede en el escaparate sino que tenga la osadía de asomarse al precipicio y mirar. Que te dé la mano sin necesidad de tocarte.

Alguien que empiece a descubrirte por dentro antes que por fuera, que quiera saberlo todo por el simple hecho de querer saber y no esconda avariciosas intenciones. Que despierte las ganas de tener ganas. 
Y que haga reventar los marcadores superando todas las expectativas cuando te deja bañarte un rato en sus ojos de mar. 

Alguien que camine mismo paso que tú sin que ninguno marque el ritmo. Que sostenga la puerta y hasta la respiración por ti. Que tenga la elegancia y delicadeza de un jardinero mimando su flor preferida y la fuerza y pasión desbocadas cuando demasiado no es suficiente.

"Que no le haga falta bailarme el agua para darme sed, pero que me la traiga de la cocina si me muero de o por ella.
Que convierta charcos de sangre en babas. Y llueva sólo en la parada de metro de su lengua, con trasbordo entre mis piernas; destino el cielo. Pero que no me prometa el séptimo, que vértigo. 
Alguien que no cuestione mi pasado, se sepa presente y se atreva en futuro..."

Alguien que se convierta en canción, te descubra mil nuevas al mismo tiempo y siga dejándote con ganas de más. Que se meta contigo dentro de una, y después de otra, llevándote a sitios a los que nadie más puede llevarte. Y que no quiera ni quieras llevar a nadie más. 

No es tan fácil, pero es real. Existe y dice que ha venido para quedarse.


Ha matado todos mis miedos a hablar en primera persona. (ahora plural) 
Y lo hace fácil.
 ¿Por qué?

Porque lo intenta. Porque quiere intentarlo.
Y así es como lo consigue. 





Y por eso lo quiero todo. Con todas sus consecuencias. 




viernes, 4 de abril de 2014

Una canción me trajo hasta aquí

"..No fue más que un signo sutil, que luego creció.."

Me encantan los "antes todo esto era un sueño", cuando se hacen realidad.
Cómo explicar si no el hecho de llegar de repente a un sitio en el que nunca has estado o hacer alguna cosa que nunca antes has hecho, y parezca algo cotidiano, familiar y de siempre, pero sin que falten esos agradables nervios en el estómago dando un golpe de estado anímico. Y todos al cielo.

Que cerca está, casi puedo tocar los rayos de luz que se cuelan por mi ventana esta mañana. Las vistas desde aquí hoy son preciosas. Cierra los ojos, así no te las perderás.
Me siento generosa y te las regalo, ya que te has convertido de repente en mi asiento favorito en primera clase de preescolar. Y a pesar de estar solamente ante las calificaciones provisionales tengo claro, sï yo, la de las dudas infinitas, que el desarrollo procesal de los acontecimientos merece al menos una copa de vino. 
Y parafraseo a Elvira Sastre cuando pienso ello:

"La sorpresa que late en lo que ya conoces,
la palabra oculta en todos los libros que te sabes de memoria,
la nueva versión de tu canción preferida."

Mientras la primavera hace de las suyas con mi concentración, empiezan a dorarnos la piel las conversaciones al sol y llenamos las horas de música, con más ganas que miedo, reivindico los abrazos de tres letras como opción de caricia: ven.

Ven, que llevo verano en el pelo y la orilla de la calma en las retinas. Que los días grises y opacos los vamos a iluminar con mi sonrisa de película que sé que te sienta de cine.
Ven, que quiero enseñarte que ser fuerte no tiene nada que ver con todo eso que puede destruirse, sino con todo lo que seas capaz de salvar. 
Ven, que a veces para volar no hacen falta alas, ni para soñar estar dormido. 
Ven y no hagas planes, porque pienso entretenerte durante mucho tiempo.

Dicen que a quien escribe hay que dejarle sin palabras, porque su mejor respuesta entonces será un beso.
Por eso aunque lo haga, en el fondo no me gusta ser quien tiene siempre la última, porque así no puedo responderte como me gustaría.