martes, 6 de diciembre de 2016

Domingo imaginario


Hoy vuelvo a la orilla de la calma, sin premeditación pero con alevosía.
Hoy, no lo piensas, pero es capicúa.

Sonrío algo incrédula, mirándome al espejo mientras me voy desnudando.


No hace tanto que creo que el éxito depende menos de las cosas que consigues y más de lo fuerte que rebotas cuando tocas fondo.

Mira por donde ahí soy una estrella. Jodida y radiante.

Pero no quiero mirarme con condescendencia.  Hoy no me caben las ganas de explotar, no sé si de ira o en orgasmos, y no sé si me da igual,  por eso vuelvo.

Vuelvo aquí a reencontrarme con las palabras que me faltan. Las que llevo tiempo sin escribir.
Las mías.
Y a cerrar los ojos sin perderme las vistas que me sé de memoria.
















Que es posible tragarse medio litro de sangre antes de vomitar lo sé por Edward Norton en el Club de la Lucha pero....
¿Cuánta paciencia hace falta para reventar el contador?

Releo mi manifiesto personal o algo que se le parece mucho, y brindo sin sabor a viejo por seguir siendo siempre tan ingenua.

A pesar de ese macabro placer egocéntrico que siento al contradecirme, he de reconocer que ser consecuente conmigo me sienta bien.

Venga, pon música que ya no sé ni lo que siento.





Mientras empiezo a despedirme de este escritorio con el que tantos Word he compartido, sus cicatrices me recuerdan que debo dejar de fumar.Pero de momento amarilleo un poco más las paredes.
 Se acerca un futuro ilusionante, como suele pasar, el tiempo que llevaba sin escribir es directamente proporcional a la experiencia vital. Sigo en mi asiento favorito de primera clase de preescolar, y últimamente casi cada día es seis de enero.
Pero siempre acabo volviendo a la ventana con vistas. 
Y aquí pero es matiz, que no contradicción.

No sería del todo yo sin ella.

Y aunque monopolices mis pensamientos y firmemos contratos de ropa sucia y roces de pies fríos sabes que es una parte que de vez en cuando necesito,
Un cuarto pequeño que no nos va a costar alquiler. 

Y porque lo sabes, 
y aunque un poco a la vez no,
vienes. 


Y también me esperas fuera.

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