viernes, 13 de abril de 2007

La ciudad...

Nada cierto, nada nuevo, nada más que lo que tu te quieras inventar. Otro día más que se va del calendario gritando que no va a volver jamás. Atrás dejamos excesos y derroches, con el abrazo hipócrita a la rutina y el beso de judas de la autocompasión. Seguimos igual, cantando la misma canción no sabemos si por costumbre o por necesidad. Aunque a veces es agradable saber que las cosas siguen una línea continua. Es raro, pero es casi perfecto. No necesito saberlo todo, ya da igual. El tiempo dicta sentencia a diario, y o la acatas, o te devoran las preguntas. Siempre tendrás tiempo para darte la vuelta e imaginar...pero nada va a ser más real que este minuto porque lo estás viviendo ahora, en un momento se convertirá en recuerdo y perderá toda objetividad.
No siempre he estado así. Si quieres saber con qué me quedo, si quieres saber por qué sigo, tienes la respuesta dentro de ti. Nada podría indicarte más y mejor como soy. No pretendo que lo entiendas todo, de hecho, no quiero que lo hagas, me gusta tener ese trocito de privacidad solo para mi. Pero no finjas que hay cosas que no han ocurrido porque esconder la cabeza bajo la arena nunca es una opción. Siempre se quedará un poco de polvo en el aire que te hará llorar.

Hoy, como siempre, grabando a fuego canciones en la piel, me alimento de ellas más que de cualquier otra cosa.como esa de Los Secretos, con frases lapidarias, con aviones que aterrizan sin permiso. La infidelidad del tiempo.Esa incertidumbre intermitente. Como cuando me preguntan como estás y nunca sé que contestar.Como cuando la suerte nos encuentra desnudos y sin planes. Háblame.

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