He escrito en alguna ocasión que a veces me veo como un pequeño Atlas de este siglo. Pero hoy me pesa un poquito menos el mundo.
Después de verme desbordada por las circunstancias(no lo volveré a reconocer),y caminar con lápiz en el cuaderno verde de antaño, con sus hojas amarillentas, vuelvo a la orilla de la calma y echo el ancla.
Aún echo un poco de menos la desnudez y el tabaco de las noches insomnes, pero pronto vendrán los días veloces, en los que viviremos casi como autómatas, abandonados a la inercia del ritual de las manecillas del reloj, atrapados en horarios y consumidos por la luz del flexo.
Ya me reencontraré con ellas cuando sea necesario.
Mientras el blog público y el privado se hacen guiños cómplices en clave de amistad; provocando sonrisas a media asta y reconocimientos inmerecidos...sólo escribo(casi todo) lo que siento.
El faro...
está encendido.
1 comentario:
Que no se apague...el faro, digo.
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