El viento en mis velas, ahora si.
Suelo decir que soy experta en ponerme al día en dejarlo todo para luego. Pero ultimamente quiero y puedo parece que se llevan bastante bien.
Ya he ordenado los libros, las fotos, aunque las canciones se resisten a dejarse desencasillar...
Es curioso como siempre hay algo de ti en mi, de mi en ti. Aunque no conjuguen bien nuestras demandas, creo que hemos sabido conciliar. Y nos reimos ante gestos costumbristas aunque fuera de lugar. Vacío mi copa y la vuelvo a llenar.
Sentada en la ventana, sueño despierta con unicornios azules perdidos, Extremoduro, Maldita Nerea, Marwan se pelean por colar frases en esta entrada y en mi cabeza. Mientras Aute y Silvio hablan de horarios, de películas en blanco y negro, de mojarlo todo, de dar canciones como se da el amor.
Ultimamente tengo cierto complejo de Penélope. Mi casa no es Itaca, y mi paciencia por supuesto menos infinita.
¿Pero que pasa cuando soy yo la que se va?
La más absoluta...¿nada?
Pasa, algo pasa, estoy segura,
pues me pasa a mi.
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