...estar vivo. Y despierto.
Ni antes ni después. Durante las tormentas.
Que yo no sueño con romper el muro.
Lo rompo y punto.
Porque vivir es algo más que subsistir y estas son mis
credenciales:
Prefiero hablar donde conviene estar callados. Aunque a veces sobren los reflejos, y otras falte valor.
No pediré perdón por darle un trago a tu copa. Y la próxima vez tampoco permiso. Pero sí las gracias joder.
Elijo no pasar de puntillas por el mundo, bailar en las tormentas, incluso provocarlas, calarme hasta los huesos.
No darme la vuelta nunca (más) en las despedidas y permitir la posibilidad de que me sorprendas.
No pediré perdón por darle un trago a tu copa. Y la próxima vez tampoco permiso. Pero sí las gracias joder.
Elijo no pasar de puntillas por el mundo, bailar en las tormentas, incluso provocarlas, calarme hasta los huesos.
No darme la vuelta nunca (más) en las despedidas y permitir la posibilidad de que me sorprendas.
Elijo abrir puertas y ventanas, romper cristales y cerraduras...destruirlas si es necesario.
Las mías y las tuyas.
Hacer que vuele todo por los aires.
Siempre he sido más de salvar el planeta que de dejarle a su
suerte. Mira si seré kamikaze que no dejo de creer en mí.
Puedes quererme u odiarme, aunque preferiría que no me idolatrases, otros pueden hablarte de sus caídas.
Me niego a ser indiferente, intrascendente.
Y lo mejor de todo es que no tengo que hacer nada más ni menos especial que ser yo misma para conseguirlo.
Sé perfectamente lo que es perder, he mordido el polvo hasta acabar exhausta de follarme a la derrota. Ahora siempre juego ganar y resignación no está en mi vocabulario. Arrogancia sí, y tiene mi sonrisa monopolizando tu egocentrismo.
Me niego a ser indiferente, intrascendente.
Y lo mejor de todo es que no tengo que hacer nada más ni menos especial que ser yo misma para conseguirlo.
Sé perfectamente lo que es perder, he mordido el polvo hasta acabar exhausta de follarme a la derrota. Ahora siempre juego ganar y resignación no está en mi vocabulario. Arrogancia sí, y tiene mi sonrisa monopolizando tu egocentrismo.
Si estás aquí, recuerda, es porque yo te he dejado entrar. Mi mejor regalo es darte este momento, abierto, desnudo y sin pulir.
Dejemos los límites tendenciosos para los
limitados al suelo, que en el aire es donde mejor sabemos dejar las cosas.
Pero no cierres los ojos, que te pierdes las vistas.
No quiero saber cómo es cuando no disparas, ni que me
descubras toda la verdad, porque la verdad no es nada más que la mitad de lo
evidente. Y siempre hay más. Mucho más.
Sólo necesito saber que conmigo vas de cara, que miras de frente, que no quieres salvarte (no te salves) y
que no estás dormido.
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