domingo, 16 de febrero de 2014

Superlativo de cosas pequeñas


Me encantan los domingos por la mañana después de haber dormido poco pero bien.
Ponerme vestidos de flores, adelantar la primavera,
salir corriendo a ver el mar.
Y asomarme a la ventana.

Sacarle la lengua a los errores.
Y a ti también, para que rías.
O mejor aun,
me la dediques.

Porque cuando no tengo nada es cuando me doy cuenta
de que puedo con todo.

Odio las ganas de menos
y las explicaciones de más
Me aburre
la rutina del que sobrevive
y está solo por estar.

Prefiero a los que hacen.
Prefiero hacer.
Hacer y no tener que contarlo,
pero que cuente.

Porque sí
y no a causa de
es la mejor razón que se puede dar.

de casi cualquier cosa.


Si cierras los ojos y le das al play podrás ver atardecer en la orilla de la calma.
Y tal vez también a mi, bailando en la arena, vestida sólo con una sonrisa.

Mírame, soy una estrella fugaz y puedes pedirme los deseos que quieras.

El placer es mío. Pero podemos compartirlo.

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