Sí que empezamos bien. Por lo menos me has hecho reír con tu olvido de colchones prestados y tu arrogancia de viernes. Yo tambien encontré la bases del juego. Tarde,como siempre, pero las encontré.
No he recuperado el don. Lo busco y lo intento pero, no tengo como contrastar mis hipótesis.
Y es que elaborar una teoría ya no es tan fácil, y me refiero al uso antiguo de la palabra, al griego ese que tantas hojas de block nos ha hecho llenar, insertado en el contexto de observar una escena teatral. No es fácil porque no vivo las escenas que representas, ni tengo un crítico imparcial con el que discutir. Por lo tanto, me queda simplemente recordarme mi lugar de espectadora de excepción; celebrar tus goles con la voz distorsionada del teléfono y cederte mi asiento en los descansos.
Tú has descubierto el libro maldito que Rushdie escribió para nuestros padres el mismo año que naciste, y veo que le estás exprimiendo hasta el apéndice. Cuidado porque el final es bipolar.
Me han gustado las noches contigo,ahora pensandolo, me da hasta pereza volver a mi madriguera. Allí te espero con un cubata y sin cenar.
Era divertido reventar ceniceros, aunque cada vez me estoy planteando más seriamente lo de dejar de fumar.
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